Egipto: El espíritu democrático se expande por el mundo islámico

Tras la expansión de la Revolución de los Jazmines de Túnez a Egipto, el régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak, está empezando a tambalearse y a sacudirse testigos incómodos. Ayer por la mañana la víctima fue Al Jazeera, principal cadena televisiva de noticias del mundo árabe. Sus oficinas del Cairo fueron bloqueadas y sus trabajadores fueron despojados de la acreditación oficial para ejercer como periodistas después de que el ministerio de información de Egipto  hubiera ordenado a la cadena detener sus operaciones en Egipto el pasado viernes:

Al Jazeera ha calificado este hecho como "un acto dirigido a sofocar y reprimir la libertad de información de la red y sus periodistas" y sostiene que el cierre de sus oficinas por parte del gobierno egipció está destinado a censurar y silenciar las voces de un pueblo egipcio descontento con el régimen. No obstante, la cadena no fue la única en sufrir el ataque a la libertad de expresión que se está imponiendo en Egipto. Agentes de seguridad vestidos de paisano irrumpieron también el domingo en el edificio donde la empresa española Oberon presta cobertura vía satélite a las televisiones internacionales, y obligaron a evacuar el punto de directo y los estudios.

Ahora, la inestabilidad aparece en Yemen, donde decenas de miles de personas se han concentrado en cuatro puntos de la ciudad capital, tras ser convocados por los principales grupos opositores y los medios transnacionales de comunicación le dan promoción. El objetivo del encuentro es al igual que en Túnez y Egipto pedir la dimisión del jefe de Estado Alí Abdalá Saleh, y que además no se presente a una nueva reelección.