El columpio da vueltas y vueltas sin parar. Es un pentágono que gira alrededor de un palo tan largo como una clase de matemáticas, con unas cadenas que unen los vértices del pentágono con la cúspide del palo. El pentágono se transforma entonces en cono, y el viaje se hace más largo. Y más divertido. Porque cuando pasamos de lo plano a lo que deja de ser plano aparecen las turbulencias. Y ¿qué narices es un viaje sin turbulencias?.Pues nada de nada. No debería llamarse viaje sino cosainsipidososa.
Se ríen y dan vueltas en su columpio, no paran de reír sin pensar. Como cuando le cantas una canción a un bebé de kilo y medio y aparece una sonrisa fugaz como una brizna de viento, la sonrisa más bonita de todas, porque sale sola como un acto reflejo. Y su risa se entremezcla con el sonido de una alegre melodía olvidada, la melodía de un pianista sin nombre más viejo que Matusalén.
Se ríen, no paran de reír sin pensar. Entonces el uno le dice al otro:
¿Sabes? No hay nada mejor que no esconder nada.
Y el otro le dice al uno:
¿Sabes? La reina de Alicia en el país de las Maravillas era muy lista, porque les hacía cortar a todos la cabeza. Por Sara Molina
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